Érase una vez que un Rey de China, viendo que su reino gozaba de prosperidad y alegría, decidió convocar a los grandes sabios de la corte para recibir consejos de cómo mantener aquella abundancia. Los sabios hablaron por muchas horas de economía y del comercio, sin embargo el más viejo, sabio y respetado de todos ellos, permaneció en silencio hasta que la reunión concluyó y no quedó nadie más en la sala. Fue entonces que se acercó al Rey con dos cajas en sus manos. El Rey al ver al anciano dijo:
-"Anciano, todas estas horas he esperado por tu consejo, el cuál seguiría a ojos cerrados ya que eres el más respetado entre todos los sabios de mi reino, sin embargo has permanecido en silencio dejando una preocupación en mi mente."
-"Mi querido Rey, si tanto respetas mi opinión, harás exactamente lo que estoy a punto de decirte. Presento ante tí estas dos cajas, cuyos contenidos te serán de gran ayuda. La primera caja debes abrirla en tu momento de mayor dificultad y desgracia. Cuando veas que no hay salida y te encuentres desesperado has de abrirla y mirar en su interior. La segunda caja debes abrirla en un momento de suma alegría. Cuando creas que has llegado al momento más pleno de tu vida has de abrirla y mirar en su interior."
El sabio anciano hizo una reverencia y se retiró sin decir más.
Años después las cosas no marchaban tan bien y la desgracia llegó al Rey. Insurgentes formaron una gran rebelión y tomaron el reino por la fuerza. Obligado a escapar, donde iba el Rey se veía acorralado. Sin reino, sin dinero, el Rey se sentía desesperado y no encontraba salida. Fue entonces que recordó las cajas del anciano y se decidió a abrir la primera. Al mirar en el interior sólo vió que contenía un mensaje, y éste decía: "Esto pasará". El Rey asombrado se sentó a meditar y con más tranquilidad en su corazón comenzó a planear la forma de recuperar sus tierras. Después de mucho tiempo el Rey consiguió reunir un ejercito de simpatizantes y lanzó un gran ataque logrando su objetivo. Acabó con los rebeldes y restauró el orden en sus tierras.
Los años pasaron y la prosperidad poco a poco volvió al reino. Se lograron grandes avances en lo social y lo económico. Gente de todas partes visitaba el reino para disfrutar de sus maravillas y prosperidad. La gente quería y apreciaba a su Rey. Fue en tonces que el Rey se sentía pleno y contento con sus grandes logros, y recordó la segunda caja del anciano decidiendose a abrirla. Al mirar en el interior vió que contenía otro mensaje, y éste decía: "Esto también pasará". Después de leer aquel mensaje el Rey se sintió más sabio y preparado para enfrentar lo que la vida tenía preparado para él.
